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Gloria, caída y esperanza

La victoria sobre Estados Unidos en Atenas 2004 se sigue celebrando en Puerto Rico,pero a la vez se convirtió en una maldición para el equipo Getty Images

La resonante victoria que la selección nacional de baloncesto de Puerto Rico logró el 15 de agosto del 2004 sobre la representación de Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Atenas todavía encuentra eco en todos los rincones de la isla caribeña.

Esa primera derrota del llamado "Dream Team" en el partido de apertura el básquetbol olímpico es quizás el triunfo más celebrado en el deporte puertorriqueño y el punto máximo del amor y la pasión que siente el país por ese deporte. En cada aniversario desde entonces, aparece en las redes la emblemática foto de Carlos Arroyo halando su camiseta en señal del triunfo 92-73 y cientos de puertorriqueños rememoran dónde estaban y qué hacían esa tarde dominical de verano.

Logros de gran envergadura internacional, como los cuartos lugares en los Juegos Olímpicos de Tokio 1964 y en el Mundial de Argentina 1990 y la medalla de oro en los Juegos de la Buena Voluntad de 1994 en San Petersburgo habían servido de entremés para aquel plato fuerte, cocinado en su punto por Arroyo y una asfixiante defensa que descolocó a un quinteto estadounidense repleto de estrellas de la NBA como Tim Duncan, Dwyane Wade, Allen Iverson y unos juveniles Carmelo Anthony y LeBron James, entre otros.

"Fue un triunfo lleno de emociones. En mi caso, cerraba un capítulo importante en mi carrera de 23 años en la selección", recordó el expívot del equipo boricua, José 'Piculín' Ortiz, quien se despidió en el 2004 de las canchas internacionales luego de participar en cuatro Olimpiadas (1988, 1992, 1996 y 2004) y cinco Campeonatos Mundiales (1986, 1990, 1994, 1998 y 2002).

"Fue una victoria grande. Pero lamentablemente fue solo eso: una victoria. Yo hubiese querido que fuese una medalla", agregó.
En efecto, Puerto Rico no pudo aprovechar ese gran impulso en el inicio del baloncesto de los Juegos Olímpicos. Cayó en la primera ronda frente a Lituania y Grecia y más adelante fue superado por Italia en el partido que concedía el pase a la etapa semifinal. El sueño de medalla olímpica se apagó con un sexto lugar, un sinsabor opacado por la gran victoria.

Peor aún, a partir de ese momento, el baloncesto puertorriqueño ha ido perdiendo su sitial internacional. Cada vez se le hizo más difícil lograr su pase motu proprio a torneos de calibre mundialista y en los pocos momentos en que ha llegado, los resultados han sido muy por debajo de las expectativas.

Un año después de los juegos de Atenas, la selección boricua participó en el Torneo Premundial en República Dominicana y falló en su intento por clasificar directamente al Mundial del 2006 en Japón, aunque recibieron una invitación de la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA).

En tierras niponas, sin embargo, se eliminaron en la primera ronda al acumular marca de 2-3. Igual suerte sufrieron en los siguientes dos mundiales, en Turquía 2010 (1-4) y España 2014 (1-4).

La historia ha sido peor en sus intentos olímpicos. Luego de Atenas, se han ausentado de las últimas dos citas olímpicas (Beijing 2008 y Londres 2012) y de no clasificar a Río 2016 entrarían en el periodo más largo sin asistir a unos Juegos desde su debut en 1960.

Tan duro ha sido el camino de la selección caribeña en el baloncesto internacional que uno de sus principales figuras, J.J. Barea, consiguió ya un título en la NBA y todavía no ha podido jugar en unas Olimpiadas.

¿Qué le pasó al básquetbol de Puerto Rico?

Para el analista de baloncesto de ESPN Deportes, Carlos Morales, muchos factores han influido desde aquella épica victoria en tierras helénicas.

"Por un lado, fue el fin de una camada de jugadores que llevaba mucho tiempo en el equipo. Ya para el 2005 no estaba (José) "Piculín" Ortiz, quien había sido la figura principal de la selección y tampoco Rolando Hourruitiner, entre otros", destacó Morales, quien entrenó la selección nacional boricua de 1993 a 1998, logrando un sexto lugar en el Mundial de Toronto en 1994.

"Creo que una debilidad que hemos tenido es tratar de unir los destinos del equipo a una o dos figuras. Dependemos demasiado en uno o dos nombres en vez de ser más compactos, depender más del conjunto", agregó.

Morales indicó que del 2004 al presente, el baloncesto internacional ha evolucionado, los equipos dependen de jugadores polifacéticos. "Ya no es como antes, que con tres tiradores y un interior era suficiente. Ahora los equipos tienen cuatro tiradores que salen de la pintura y complican la defensa del contrario".

Pero quizás, el declive del baloncesto boricua a nivel internacional está relacionado con dos aspectos que van más allá de los individuos y tiene que ver con la filosofía del trabajo.

Según Morales, Puerto Rico no ha podido darle continuidad a su selección a largo plazo por los constantes cambios en su cuerpo técnico y también por los problemas que ha enfrentado para desarrollar jugadores en el baloncesto local.

"Rubén Magnano, lleva cinco años al frente la selección de Brasil", apuntó, refiriéndose al entrenador que guió a Argentina al oro olímpico en 2004 y que entrena a Brasil desde 2010. "Y en el tiempo que él ha estado allí, Puerto Rico ya ha pasado por cuatro 'coaches' (Manolo Cintrón, Flor Meléndez, Francisco "Paco" Olmos y Rick Pitino). En una entrevista reciente, Magnano decía que a él le habían dado la oportunidad de establecer una filosofía a sus jugadores y de trabajar hacia esa dirección, a pesar de que no siempre habían tenido buenos resultados. Y eso es importante".

La prohibición de jugadores colegiales en la principal liga de básquetbol de Puerto Rico, el Baloncesto Superior Nacional (BSN) también ha sido factor, dado que el torneo local constituía el semillero de talento de muchas de las jóvenes promesas que se encaminaban a vestir la franela nacional y desde temprana edad comenzaban a rozar con jugadores y estilos de juego internacionales.
Luego de que el BSN se declarara liga profesional ningún jugador podía participar en ella mientras era elegible para jugar en el baloncesto colegial estadounidense.

"A eso le añades que en la liga hay menos equipos, por lo tanto, menos banco de talento y también se permiten hasta tres refuerzos. En ocasiones solo hay dos jugadores puertorriqueños en el cuadro regular de un equipo. Al final, ¿qué tenemos? Un equipo nacional de jugadores que son suplentes en la liga de Puerto Rico", puntualizó Morales, quien tiene en su resumé dos títulos en el BSN con los Atléticos de San Germán (1991 y 1994).

El actual director de las selecciones nacionales de la Federación de Baloncesto de Puerto Rico, Georgie Rosario, coincidió con Morales en que Puerto Rico no creó una estructura para atender dos aspectos primordiales: El desarrollo de jugadores con las características del básquetbol internacional y la garantía de un relevo generacional.

"¿Qué pasó por décadas en el baloncesto de Puerto Rico? Que ninguna de las dos cosas ocurrieron", subrayó Rosario, quien sin embargo, dijo que la victoria de Puerto Rico sobre Estados Unidos no necesariamente es el momento cumbre del baloncesto en la Isla.

"Es incorrecto utilizar la victoria sobre el 'Dream Team' como indicador de nada... A veces las victorias y las derrotas son indicadores falsos. Se cree que por haber ganado un partido, se está haciendo buen baloncesto y no necesariamente es así. Por décadas no hubo un sistema organizado, en el que el país garantizara un desarrollo de jugadores y un relevo generacional", destacó.
En esa misma línea, Ortiz señaló que "en Puerto Rico nunca se ha pensado en las selecciones "B". Deberíamos pensar primero en el desarrollo de talento, pero siempre se apuesta al equipo "A" y no se han hecho ajustes concretos para estar cónsonos con el resto del mundo, en donde se enfatiza en el desarrollo de los jugadores como tal".

Asoma un rayo de luz

No todo es penumbras para el baloncesto boricua.

A partir del 2010, la Federación de Baloncesto inició un proyecto de formación que tiene como fin, precisamente, desarrollar jugadores bajo las características del baloncesto internacional y garantizar un relevo generacional adecuado.

Rosario explicó que el proyecto consta de cuatro componentes principales: captación, potenciación, medición y competición. El programa identifica talentos desde temprana edad, los prepara con talleres durante siete meses y luego, los reúne para evaluar su progreso con el grupo técnico de la selección.

El plan ya ha comenzado a rendir frutos. La selección Sub 17, cuyos integrantes iniciaron hace tres años este proyecto novel, alcanzó el quinto lugar en el Mundial de Baloncesto de Dubai del 2014.

Sin embargo, el propio Rosario toma con pinzas ese y cualquier otro resultado parcial.

"Como en el deporte, irremediablemente se gana y se pierde, la gente puede pensar que hay logros si se gana y fracaso si se pierde y eso sería trivializar el proyecto", destacó el líder federativo.

La mira está puesta en el Mundial del 2023, donde el combinado boricua estará compuesto por esa camada de jugadores, ya maduros, que pondrán en práctica lo que habrán aprendido durante todos estos años.

"A partir del 2018 habrá un grupo de chicos entre las edades de 20, 21 y 22 años, productos de este proyecto, que poco a poco se irán integrando a la selección. El mundial del 2023 será el examen final", sentenció Rosario.

Mientras tanto, al mando de Rick Pitino y con Barea de abanderado, Puerto Rico busca dar otra alegría al país con la ansiada clasificación olímpica. Un camino que inicia este lunes en México.